¡¡Feliz Neonavidad!!

Mi blog ante todo es actualidad, y no hay más actualidad desde el día de la lotería que la Navidad. Así que me toca tragarme mi espíritu últimamente antinavideño y felicitaros las fiestas. Pero yo no os voy a desear Feliz Navidad. Suena tan típico y falso. Se lo decimos a cualquiera que nos cruzamos por la calle. El otro día fui a hacer fotocopias y me deseó felices fiestas la dependienta a la que había pagado 20 céntimos de fotocopias con un billete de 50 €. Más falsedad imposible. Yo prefiero desearos una feliz Navidad pero que no pare ahí. ¿Qué tiene la Navidad para que sólo se pueda ser feliz en esas dos semanas? Y se lo deseo sólo a los lectores de mi blog, que no es falso porque sólo lo leeis los buenos xD. He estado buscando felicitaciones de Navidad y he encontrado muchas para poneros. Las del rey están muy vistas, las dejamos para cuando yo sea presi y quite a Juancar o a Felipito para poder salir yo en todas las teles en Nochebuena. Me han gustado más las siguientes, hechas por los míticos Martes y 13. Disfruto mucho con la Cantudo, imaginándomela escupiendo pelillos que se le meten en la boca mientras felicita el año.

Hechas las pertinentes felicitaciones, vamos a comenzar a cambiar un poco la Navidad y hacerla más atractiva. Llamémosla Neonavidad, que es mía y la bautizo yo. Para empezar, ¿qué es eso de que un viejo gordo pagado mi amada Coca Cola reparta regalos? Este año yo quiero regalos, sí. Es obvio que mi materialismo crece con los años. Pero no quiero que me los traiga Santa. Hay que evolucionar, y aquí tenemos dos nuevos estilos de Papás Noeles. Podéis decidir vosotros mismos si le pedís los regalos al Santa de la izquierda o de la derecha.

Mucho mejor, ¿verdad? No hay color. Otra cosa que deberíamos quitar es la religiosidad de la Navidad. Seamos francos, ¿alguien se traga que el niño Jesús naciera el día 25 de diciembre cuando se supone que el día de la inmaculada concepción es el 8 de diciembre? La virgen María, además de ser estrecha, era capaz de tener un embarazo de 17 días. Y seguro que el parto sin epidural. Que le den a la religión en estas fechas (y en todas) y asumamos que son las fiestas del consumismo. Dejad de poner el Belén. El año pasado ya descubrimos gracias a una archiconocida fotografía cuál es el verdadero portal de Belén.

Desde aquí propongo quemar todos los belenes para empezar con la tradición de este nuevo Belén. Sólo hay que comprar una Barbie, cerrarla un poco los ojos, levantarla la mano y ponerla a pedir cigarros en frente de la casa de los playmobil. Sale más barato, es más original y podemos usar un Pin y Pon para que Andreíta sea el nuevo niño Jesús.

Otro tema que me repatea de las Navidades son los dichosos villancicos. ¿A quién coño le gusta oír una voz de pito de niño chillar que a San José le han roído los calzones? Me parece trágico cantar con alegría algo tan dramático como la falta de higiene de San José. Si te lavaras no vendrían las ratas a roerte, rey. ¿Así como quieres desvirgar a tu señora María? Gracias a Dios (de nada me digo a mí mismo) algunos saben cómo hacer un villancico, y no hablo precisamente del tamborilero de Raphael (con ph de la piel). Gracias a Adam he descubierto un villáncico que me ha gustado de verdad. La Oreja de Van Gogh hace esta peculiar versión del mítico Noche de Paz. Disfrutad y aprended, y que no sólo la Nochebuena sea una noche de paz, sino que lo sean todas las del año. ¡¡¡Feliz Neonavidad!!!